Personalmente creo que si no eres capaz de respetar a una persona, más allá de lo que a tus ojos consideras una debilidad o defecto, entonces fracasaste como cristiano, como ciudadano y sobre todo como ser humano.
Yo evito entrar en controversia por
temas, políticos, religiosos, y cualquier otro donde imperen ideas
basadas en posturas personales, porque cada quien tiene razón desde su
perspectiva, y tratar de convencerte de lo contrario, no es más que un intento
de colonización y una falta de respeto.
La actualización del Código Penal
Dominicano, no ha hecho más que demostrar, la doble moral que nos caracteriza
como nación. Defendiendo intereses que responden a las necesidades de unos
cuantos, ¿no se supone que Dominicana SOMOS TODOS?
Nunca fue tan cierta como ahora, la
afirmación de mi amigo Simê, cuando dice que esto no es un país… esto
es un conuco con Wify.
Hace muchos años que use este fondo que
adorna la foto, son los colores de la bandera LGBT. Recuerdo perfectamente
todas las reacciones que acarreo mi publicación, sobre todo dentro mi familia,
pues pensaban que era parte de la comunidad.
No, no lo soy!
Y no creo que lo sea nunca, sin
embargo, como respondí en ese momento, amo, respeto y valoro mucho a alguien
que si pertenece a la comunidad, una persona que ha sido mi amiga por encima de
muchos cosas, incluso de mi misma, que me ha consolado y me ha puesto en mi
lugar cuando lo necesito, porque hay amigos que son más que un hermano.
Es una persona que ha sido maltratada
desde que tomó el riesgo de seguir sus sueños, de buscar su felicidad donde
considera se encuentra y quizá sus relaciones pareja, no responda a
los estándares que tenemos establecidos, pero eso es cosa suya.
Mi República Dominica ha retrocedido
milenios, pues pretende legalizar el odio y la falta de respeto a la integridad
personal... a los Derechos Humanos.
Yo sé perfectamente que las
preferencias de la comunidad LGBT, no responden a la naturaleza humana, no
responden a lo establecido en las leyes de Dios, pero también se, que solo
corresponde a Dios juzgar nuestras decisiones, que la paga del pecado es la
muerte y que cada quien recibirá conforme a como ha obrado, pero solo
corresponde a Dios castigar, porque el único justo es él y nos ha dado la
libertad de vivir como queramos… albedrio le llaman en la iglesia.
Yo no soy LGBT, pero Dios sabe que
estoy llena de defectos a lo mejor peores. Me consuela saber, que el Dios a
quien yo sirvo, AMA AL PECADOR Y NO AL PECADO.
Sepan que cuando legalicen la
discriminación, como se pretende, no se trata solo a los miembros de la
comunidad, también a los negros, a los gordos, a los ancianos, en conclusión… a
todo el que otro ignorante desee lastimar.
Pretenden quitarnos derechos y darle
permiso a otros, imperfectos y farsantes de maltratarnos, de quitarnos
oportunidades, de abusar de nuestro niños impunemente, de robarnos y de amar
con libertad, basados en sus ideales y en nombre de un Dios que no tienen el
gusto de conocer.
El prejuicio es el peor defecto que
puede tener una persona, y cuidado, siempre lo que criticamos en otros en el
fondo en un reflejo de nosotros.
Mis lectores habituales saben que este
blog para mi es catártico, no busco perseguir a nadie, pero es muy preocupante
ver como se inclina nuestra sociedad por el odio y el rechazo a otros seres
humanos, que solo quieren la mejor manera de vivir.
¿Qué pretenden esconder tras este odio?
Será las verdaderas intenciones de este inservible código, que luego de
doscientos años no es el que necesitamos.
Para ser malas personas, todos hemos
debutado en algún momento, sin importar nuestra apariencia, nivel económico- social,
religión y nuestras preferencias.
En lugar de andar fiscalizando indiscriminadamente todos, pídale a su Dios un corazón de carne, razonamiento y valentía, para defender lo verdadero, lo justo y lo que es realmente bueno.
Hasta La Otra.