Joaquín
Ramón Martínez Sabina, nació en 1949 un día como hoy en Úbeda… no tengo que
agregar más, cualquier buscador de internet te puede dar amplios detalles, porque
mi flaco es popular.
La
gente que no encuentra ningún placer en su música, se dedica a criticarlo, con
lo simple que es escuchar otra cosa y dejar a los demás hacer su voluntad… yo,
particularmente me limito a ir a lugares donde el flaco sonaría… y jamás
critico la basura musical que pulula por doquier… (never)…
Ser
sabinero es un camino sin retorno… He oído mil veces que es un degenerado, un charlatán de lo peor… él no lo desmiente, solo comparte su
talento, cosa que no siempre hacen los puritanos.
Como
ya se sabe, mi Joaquinito no posee una melodiosa voz, pero lo importante aquí,
es el contenido de sus canciones, su impecable letra, su crudo y directo
mensaje y esa capacidad de meterse en cada célula de nuestro ser.
Yo
creo que a un sabinero le cuesta tener una canción favorita, en mi caso, hay algunas que me marcan y definen completamente, pero como la
vida no es estática y el flaco tiene un veneno para cada situación, entiendo
que la elección no es simple, ni definitiva.
Él
siempre está listo para darle las buenas noches a la primavera, el escribió la
canción más hermosa del mundo, vive rodeado de malas compañías, como todos, y nos
ha sacado lágrimas de mármol.
A
veces simplemente nos sobran los motivos, de cerrar para derribo, queremos comprar
pastillas para no soñar, siempre que nos roban el mes de abril, y nos crecen
los enanos.
Ni hablar de esas noches que el alma simplemente necesita… un cuerpo que acariciar… pese a todo… hay más de cien mentiras, que valen la pena.
Ni hablar de esas noches que el alma simplemente necesita… un cuerpo que acariciar… pese a todo… hay más de cien mentiras, que valen la pena.
Es tan joven y tan viejo, que la caída de hoy nos ha dejado sin respiración… pero tú
vives para cantarlo.
Mi
artista, mi poeta, mi flaco es un guerrero de mil batallas, y aunque el cura ya
es monaguillo… a lo mejor deserta y cortan el árbol de su traje de madera…
hasta la otra.