miércoles, 12 de febrero de 2020

JOAQUIN SABINA

Joaquín Ramón Martínez Sabina, nació en 1949 un día como hoy en Úbeda… no tengo que agregar más, cualquier buscador de internet te puede dar amplios detalles, porque mi flaco es popular.

La gente que no encuentra ningún placer en su música, se dedica a criticarlo, con lo simple que es escuchar otra cosa y dejar a los demás hacer su voluntad… yo, particularmente me limito a ir a lugares donde el flaco sonaría… y jamás critico la basura musical que pulula por doquier… (never)…

Ser sabinero es un camino sin retorno… He oído mil veces que es un degenerado, un charlatán de lo peor… él no lo desmiente, solo comparte su talento, cosa que no siempre hacen los puritanos.

Como ya se sabe, mi Joaquinito no posee una melodiosa voz, pero lo importante aquí, es el contenido de sus canciones, su impecable letra, su crudo y directo mensaje y esa capacidad de meterse en cada célula de nuestro ser.



Yo creo que a un sabinero le cuesta tener una canción favorita, en mi caso, hay algunas que me marcan y definen completamente, pero como la vida no es estática y el flaco tiene un veneno para cada situación, entiendo que la elección no es simple, ni definitiva.

Él siempre está listo para darle las buenas noches a la primavera, el escribió la canción más hermosa del mundo, vive rodeado de malas compañías, como todos, y nos ha sacado lágrimas de mármol.

A veces simplemente nos sobran los motivos, de cerrar para derribo, queremos comprar pastillas para no soñar, siempre que nos roban el mes de abril, y nos crecen los enanos.

Ni hablar de esas noches que el alma simplemente necesita… un cuerpo que acariciar… pese a todo…  hay más de cien mentiras, que valen la pena.

Es tan joven y tan viejo, que la caída de hoy nos ha dejado sin respiración… pero tú vives para cantarlo.





Mi artista, mi poeta, mi flaco es un guerrero de mil batallas, y aunque el cura ya es monaguillo… a lo mejor deserta y cortan el árbol de su traje de madera… hasta la otra.


domingo, 2 de febrero de 2020

ES 02 02 2020 ¿Y ENTOCES?

Por andar deseando que el calendario no venga con prisas… tuvimos un enero eterno, que dejo huellas personales, nacionales y mundiales. Fue imposible no ser marcado de alguna forma durante este tiempo, y me temo sin ánimo de ser pesimista,  que enfrentaremos las consecuencias durante el resto del año.

Particularmente, no tengo forma de describirlo ni me atreví a publicar antes, porque aunque duró demasiado, no hubo tiempo de respirar, y a pocos minutos de terminar la insólita fecha y confiada en que cada día trae su propio aprendizaje, me animé… incluso merece el nombre del post.





En enero empecé a No Sentir culpa ante las cosas que no puedo cambiar.

No puedo cambiar la muerte, las enfermedades, las guerras, la distancia de muchas personas, aún incluso sin ser mi responsabilidad.

Entendí, que no debo detenerme a pensar en la gente que no desea seguir conmigo, que dobló en otra esquina, porque no todos van a terminar el viaje juntos, y si yo no provoquè esa distancia, lo mejor es dejar que se marchen, la vida es cíclica y ese lugar rápidamente lo ocupa otro, en tu vida y en la de quien se marchó.

Nadie es imprescindible. Y nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo.

Aunque alguien que nos abandona siempre se lleva algo, lo importante es utilizar esa experiencia oscura y transformarla en luz, y claro, como dice mi amigo Cortázar, hay ausencias que representan un verdadero triunfo.

Yo he tratado de mantener un estilo de escritura neutral en todo sentido,  sin embargo, a partir de ahora escribiré de la forma que sienta mi hígado.

No soy de esas personas que utiliza las redes sociales para esparcir su contaminación, abanderados de la Libre Expresión… que una persona te tenga en su red, no significa que siempre tiene el ánimo y mucho menos la obligación de leer basura personal, vaya a terapia o haga un blog como este, donde la gente lo lea por decisión.

Facundo Cabral decía, que ser feliz era una obligación, porque si no lo eres, amargas a todo el que te rodea.

Cada día la sociedad está más amargada, más cargada, más intoxicada por la gente y su necesidad de criticar todo, de comentar en todo y de juzgar a todos, simplemente porque no son sus iguales, porque no tienen sus vendas, prejuicios, carencias y creencias irracionales.

He notado que la gente te trata especial cuando conoce tu posición religiosa.  Se preocupan mucho por saber, tu denominación, donde queda la congregación y cuál es el líder, y te sonríen diferente, porque al parecer eres de su clan... no es lo mismo cuando pareces ser la oveja mas negra del rebaño.

No conozco el autor pero coincido, ''Todos éramos humanos, hasta que la raza nos desconectó, la religión nos separó, la política nos dividió y el dinero nos clasificó''.

He sido cuidadosa de postear cosas con connotación religiosa, PORQUE COMO YO SOLA  SÉ QUE NO SOY LA MEJOR DE LAS FELIGRESAS, también la vida nos enseña, que los cristianos no son los más santos  y los delincuentes no son los peores.

Se nos olvida que la extraordinaria obra de Dios, la hacen personas ordinarias… y somos muy ligeros para juzgar la vida de los demás.

Dios usa los insensatos para humillar a los sabios, porque Dios no tiene etiquetas, el Dios que yo conozco ama a todos, porque ve su corazón y no su fachada. El cuerpo no trasciende, pero el alma si… en cualquier religión que sigas, es el alma lo que importa.

Si vives perdid@ en la religiosidad y tienes una fe a la medida de tus prejuicios, te deseo mucha suerte… y que Tú Dios Te Bendiga… Hasta la otra.