domingo, 4 de septiembre de 2016

Mis Lealtades Invisibles



Hay diferentes teorías ante la creación del mundo, cada lector tendrá su propia postura, pero lo que nadie puede negar es que todo ser humano, sin importar lo silente que puede ser su paso por la vida, tuvo antepasados, que lo ayudaron a conformar su historia, pero principalmente su presente.

Es a ellos a quienes debemos lealtades invisibles, nos obligan a pagar sus deudas con la vida, al grado de repetir ciclos que no han sido cerrados. El efecto de las relaciones familiares sobre los individuos es imposible de medir, sin importar si conocimos a no a ese antecesor, o si lo amamos o no, la lealtad a esta persona nos impulsa a repetir conductas que la misma tenia, al grado de repetir su vida entera como si fuera una historia que se perpetua.

Sin quererlo, nos convertimos en seguidores de un partido político, equipo de pelota, religiones, modos de vida, cosas tan triviales como una influencia musical y otras tan letales como un vicio o conductas auto-destructivas.

El inconsciente lo sabe todo, de nada sirve mentirnos, absolutamente TODO sobre el árbol familiar hasta la séptima generación, conoce toda la historia de la familia, los secretos, las verdades, las mentiras, lo que ha sido ocultado por uno o varios miembros, lo que todos o casi todos ignoran, lo que se ha escondido u olvidado, lo que es evidente y lo que no lo es. Si hubo crímenes, abandonos, infidelidades, traiciones o graves atentados a la dignidad de las personas, tu inconsciente lo SABE TODO.

La Terapia de Constelación Familiar, sería una forma de llegar a esta información, porque, ¿Y si nuestras tristezas o enfermedades, deudas, vicios, rabia… no son nuestras? A menudo son las emociones de otro familiar, abriéndose paso a través de nosotros hasta que el pasado sea resuelto.

Una adicción al sexo puede ser la sobrecompensación de la represión sexual de alguno de tus padres o abuelos; una enfermedad crónica es, a menudo, el síntoma de un dolor emocional no expresado ni resuelto en alguna parte del árbol. La falta de afecto nos anestesia para sentir, nos dificulta el acceso al amor… y también perpetúa una vida con poco amor, tanto expresado como recibido.

A veces te preguntas; Por qué no me he casado? ya viste las tías solteras, casi siempre divorciadas que te rellenan con sus conclusiones sobre el matrimonio? o en caso contrario; EN ESTA FAMILIA NO HAY DIVORCIO Y LA BODA ES POR LA IGLESIA...  y termina la pobre victima condenada a cadena perpetua, porque simplemente no se dan el permiso de equivocarse.

Podemos ser inconscientemente leales a la infelicidad de alguno de nuestros padres y, de manera recurrente, repetimos conductas y patrones de vida que nos hacen infelices.

Para  ser un hijo emocionalmente sano, (tienes que ser un hijo de la gran puta) conocer tus lealtades, enfrentarlas y dejar de seguirlas, ir por  tu propio camino y no continuar sobre los pasos de un ancestro reprimido.


Hay que empezar a diferenciarnos…. Hasta la otra...!!